CREMA FRÍA DE ESPINACAS

... O caliente, si la tomáis en invierno...
Creo que, básicamente, las cremas no tienen mucho misterio. A mí me gusta hacer un sofrito previo, ya que enriquece y hace más sabrosa la crema.
A ninguna le pongo patata, pues si ajustáis bien el caldo quedará suficientemente trabada.
Y por último, casi nunca le añado nata. Si acaso una buena cucharada sopera de queso crema tipo Philadelphia (y si es ligero, mejor)

Para unas 4 raciones he utilizado:
1 bolsa de espinacas frescas o un manojo grande
1 cebolla mediana
1 cucharada queso crema (o si os gusta más, medio brik pequeño de nata líquida)
1 pastilla de caldo de pollo
Aceite y sal

Modo de preparación
En primer lugar, hacéis un sofrito de cebolla, previamente cortada y sazonada, hasta que esté bien blandita.
A la vez, hervís las espinacas en una cazuela honda, con agua que las cubra holgadamente, con la pastilla de caldo y sal al gusto.
A mitad de cocción, unos 8-10 minutos, le añadís la cebolla sofrita y escurrida ligeramente del aceite y continuáis con el hervor otros tantos minutos.
Os aconsejo que si finalizada la cocción, observáis que hay demasido caldo (cosa que casi siempre suele ser así) retiréis un par de tazas y lo reservéis, pues de este modo, siempre estaréis a tiempo de añadir y de otro modo, os puede quedar demasiado caldoso.
Finalmente, rectificáis de sal, añadís el queso y lo pasáis todo por la batidora.
Servid bien frío con tostones de pan frito, unas lascas de queso parmesano o sencillamente sin nada más.
Saludable, fresquita y deliciosa...

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