ALCACHOFAS ASADAS

Sencillísimo plato, nada calórico y que me trae recuerdos de la infancia, cuando nuestra abuelita Caya nos las hacía por las noches.
El modo de prepararlas me lo dijo mi madre, Humbelina.

Necesitáis una sartén vieja o una plancha, alcachofas, aceite, vinagre y sal.
Limpiar las alcachofas quitándoles una sola capa de las hojas externas -que son las más duras- y cortarles los tallos a ras. Con el fin de abrirlas un poco, tomarlas de la base y darles unos golpes en el banco.
Introducir un poquito de sal y un chorritín de aceite de oliva por la parte de arriba.
Yo hago un par por comensal. Tened en cuenta que se trata de chupar las hojitas, con lo que apenas llenan.
Colocar en la sartén vieja -nada de teflones ni antiadherencias- y tapar, pero que no quede hermético.
Poner al fuego super flojo durante mucho tiempo, unos 45 minutos más o menos.
Las hojas de fuera deben quedar negritas y con aspecto de quemadas porque esas todavía son duras y hay que desecharlas.
Una vez limpias de esas hojas quemadas, se sirven.
Hay que tomarlas deshojando y comiendo la base de las hojitas, mojándolas previamente en un poquito de aceite, vinagre y sal que habréis puesto en cada plato.
Deliciosas.

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